
Han sido muchas las promociones de alumnos que han recibido las enseñanzas de este gran maestro del oficio de soldador, que requiere algo más que teoría y mucha práctica, mucho arte. A Blas se le reconoce su profesionalidad y dedicación. Siempre fue un buen compañero que no dudaba en ayudar con su trabajo a reparar o construir algún utensilio, mesa o armario que solucionaba más de una necesidad. Numerosos trabajos de este profesional quedan como muestra y recuerdo de su paso por el colegio Salesianos. Desde una reja, una puerta, una figura de forja, sus manos han ido creando durante años soluciones a las muchas necesidades que tiene un colegio. Al mismo tiempo, educaba en los valores del trabajo a sus aprendices que han sido fieles ayudantes de este maestro durante años.Ahora, el claustro de Formación Profesional le desea que disfrute de una merecida jubilación y pueda practicar su deporte favorito. Para ello, sus compañeros le han regalado un buen equipo de pesca con el que esperan siga recogiendo trofeos del Mar Menor.
