Un acusado de estafa, vecino de nuestros barrios y para quien la Fiscalía pide en la Audiencia año y medio de prisión, afirma que no abonó 7.000 euros de la instalación de una cocina porque no estuvo bien montada por una empresa que proclama que cumplió totalmente lo establecido. Una parte habla de “engaño” y otra que le dieron “gato por liebre”.
El encausado en este proceso surgido en el año 2010 ha asegurado que no tuvo intención de estafar a la empresa instaladora de la cocina que encargó para una vivienda ‘de fines de semana’ ubicada en una finca de Cartagena, “no pagué porque no estaba contento con el trabajo, pues no se correspondía con lo encargado. Estaba mal montada, con todo al revés y ocupaba espacio de más, ni puso la piedra que pedimos… Me colocó una cocina que tenía en la exposición, pero le pedí que tenía que adaptarse, pero no me cambió la cocina”. También aseguró que nunca había devuelto en pagarés alguno hasta este asunto. Su hijo también declaró a instancias de la defensa, reiterando que la cocina montada “es un desastre, pues todo está en lugares distintos a donde debe estar, y no ha sido utilizada”.
El valor establecido de la cocina era de 10.500 euros, de los que se abonaron 3.500 al principio y quedaron pendientes 7.000, que primero se garantizaron con pagarés del Banco Popular y luego se cambiaron por otros de Cajamar. “Se debió a un error, del que se dio cuenta el director del banco, al ver que iban a nombre de la empresa y no de la persona”, expuso.
El representante de ‘Cocinas Conesa’, por su parte, aseveró que la cocina que se instaló “fue la que acordamos, pues de lo contrario no me hubiese dado los pagarés”, y que nunca le comunicó que estaba disconforme”. También dijo que cuando llevó los pagarés al banco, “la empleada, al ver la firma, se rió, por lo que al carecer de fondos denuncié el asunto en Comisaría”.
En las conclusiones, el fiscal mantuvo la petición de condena de año y medio de prisión más el pago de los 7.000 euros, incrementados con los intereses. “Queda probado que las firmas del pagarés son las del acusado y que los pagarés fueron dados por él, además de que se han aportado informes bancarios de que en esa cuenta no había dinero. Si no estaba contento con la instalación, existen otras formas de reclamar”, expuso.
La acusación particular, que lleva el letrado Carlos Fernández, pidió tres años y medio de prisión como autor de un delito de estafa el artículo 250.1.6, con multa de 1.800 euros y el pago de la deuda, con petición subsidiaria de un año y nueve meses de cárcel más el pago de los 7.000 euros con intereses. “Se montó la cocina porque el acusado afirmó a mi cliente que no tendría problemas para cobrar, pero en todo el año esa cuenta no tuvo saldo. Fue un engaño, en el que no hay reclamación por escrito y sí una cocina montada”.
La defensa, con el letrado Juan Solano Álvarez, pide que el acusado sea absuelto y señala que este asunto “no corresponde a la jurisdicción penal, pues no es un negocio criminalizado. La empresa ofreció la cocina de la exposición, pero no la ajustó al espacio de la casa y mi cliente ha defendido en todo momento que esa mala instalación (le dieron ‘gato por liebre’) fue el motivo de no pagar, además de que los pagarés se entregaron para modificar la cocina. Este asunto lo debe resolver la justicia civil y ahí mi cliente expondrá el incumplimiento de contrato”.
El tribunal de la sección quinta de la Audiencia Provincial, en Cartagena, será el que resuelva con su sentencia.