
La parroquia de la calle Soledad de Los Dolores se encontró en la tarde-noche del sábado con las cerraduras de su puerta principal y de la entrada trasera selladas en un acto vandálico del que se desconocen los autores.
El párroco, José Luis Riquelme, tuvo que llamar a un cerrajero para abrir la puerta trasera y desde el interior llevar a cabo la apertura de la entrada principal para que se pudieran celebrar las eucaristías del fin de semana.