Dos mujeres y el marido de una de ellas se encontraron con la desagradable sorpresa en la noche del viernes pasado que un hombre, con una pistola en la mano, los asaltó por la calle principal de Los Dolores (Cartagena) exigiéndoles que le dieran los bolsos. Se negaron y se originó un forcejeo, con lesiones, especialmente, para una de las víctimas. El esposo, en un momento determinado, agarró el arma, y cree que era de plástico, pero hasta ese momento pensó que era auténtica. El atracador finalmente huyó sin botín alguno.


Ha causado sorpresa y cierta indignación entre los vecinos de Los Dolores conocer que en la noche del viernes pasado, sobre las once horas, un atracador se atrevió a actuar en la calle Alfonso XIII, la avenida principal del barrio, y además hacerlo en la zona más iluminada, pues a la luz de las farolas se une la de los varios comercios que se encuentran en ese lugar.

Sobre esa hora, una mujer salió del local de una peña situada en esa avenida donde se imparten clases de baile y un matrimonio se ofreció a acompañarla hasta su turismo, con el que se desplazaría hasta su domicilio. En un momento determinado, se les cruza un joven con gorra y una pistola en la mano. “¡Dame el bolso!”, exige. Una de las mujeres se niega y se niega (“No te lo doy”, le dijo). Entonces, el asaltante sujeta el bolso ante la resistencia de su propietaria y el marido de la otra mujer también lo agarra para evitar el robo. “En un momento determinado soltó este bolso, se da media vuelta y cogió el de mi señora, agarrándolo yo también. En el forcejeo nos caímos los tres al suelo. Poco después se levantó y salió huyendo hacia la calle Corredera”, explica el hombre, a quien le preguntamos si no tuvieron miedo al ver al asaltante armado. “En ese momento, quizás de forma inconsciente, tratas de conversar lo tuyo y más cuando ves que está actuando con fuerza hacia otra persona. No me planteé si la pistola era auténtica, pero cuando la sujeté en un momento determinado del forcejeo me dio la sensación de que era de plástico”. Su esposa, por su parte, expresa: “Nos asaltó y cuando vi la pistola ya estaba en el suelo”.

Su esposa resultó muy dañada, pues cayó boca abajo contra la acera, reventándose el labio y recibiendo un fuerte golpe en el pecho, además de la rodilla, que después se le hinchó. Un turismo que pasó por el lugar y paró en el semáforo que está a escasos metros, al verlos en el suelo, preguntó si habían avisado a la policía, “y le dijimos que no, pero viendo que tardaban y mi mujer estaba mal optamos por ir a Urgencias”. Allí este hombre también fue atendido de pequeñas heridas en la pierna, “pero más tarde también empezó a dolerme la cabeza”. La malísima experiencia vivida se reflejó también en el centro sanitario del Rosell, a donde acudieron, cuando les tomaron la tensión, que las tenían excesivamente alta. Respecto a la identidad del asaltante, indican que, por el acento, las pareció español y joven.