En la época dorada de la minería era habitual, en la fase de perforaciones en pos de llegar hasta el mineral, utilizar a niños en los trabajos, pues podía acceder a agujeros de un tamaño reducido. Aquella ‘explotación’ pasó a la historia, pero ahora parece que el uso de menores reaparece en el mundo delictivo. Cuatro viviendas fueron asaltadas en el caserío cartagenero de Molino Derribao en las últimas semanas, habiendo llamado la atención de que los amigos de lo ajeno accedieron al interior de los inmuebles por pequeños huecos.
Hace dos semanas publicamos que un vecino de Molino Derribao había sufrido el robo de unos treinta mil euros entre joyas y dinero en su vivienda, mientras estaba trabajando en el local hostelero que regente en el Polígono Santa Ana. Era el cuarto robo en una vivienda de la zona y, de forma similar a lo sucedido en otra, la entrada se llevó a cabo por un pequeño hueco. En este caso bastó con quitar un barrote de la reja de una ventaja. El espacio que quedó no parecía apto para el acceso de un adulto, por lo que las sospechas sobre la utilización de menores van a más. En el reportaje ofrecido por ‘Código 112’ de 7RM se observa la ventana en cuestión y es fácil valorar el tamaño de ese espacio. El presidente de la asociación general de vecino de Molino Derribao, Pedro Emilio Conesa, reconocía a Cartagena de Ley que los residentes sospechan de que tienen que ser “gente muy joven”.
La Guardia Civil investiga estos sucesos y pudieran haber sido localizados los autores, aunque por otro asunto. Se trata de personas de etnia gitana de varias generaciones, entre las que hay niños, que fueron detenidos por el equipo ROCA de Cartagena la pasada semana por hurto de cables y, especialmente, de naranjas. Unos mil quinientos kilos que se llevaban en carritos de supermercados. Por comentarios que se escucharon, podrían estar relacionados con estos robos y con otros en empresas de la zona, como ‘Los tres grifos’, de materiales de construcción, entre otros. Desde la Comandancia de la Guardia Civil no se confirma esa relación, pero la sensación entre los vecinos es que con estos arrestos “se ha recuperado cierto tranquilidad, pues la mayoría de vecinos somos trabajadores y muchas de nuestras casas quedan vacías durante la jornada laboral”, indican.